martes, 25 de diciembre de 2012

Nunca fui de esas personas que creen en el destino. Siempre he pensado que nosotros dibujamos nuestro propio camino en la vida, aunque he de admitir que algunas circunstancias las he atribuido al destino. Hace un tiempo no diría esto pero tampoco creo en Dios. Respeto las creencias de los demás, pero simplemente creo que la religión es un retraso, en cambio asisto a una asignatura en el instituto en la cual se intenta, y digo "se intenta" porque a mi me sirve bien poco, enseñar las costumbres y creencias de esta. No creo tampoco en la suerte, el amor a primera vista o los milagros. Diréis entonces ¿en que creé? Creo en las personas. Porque somos nosotros los únicos dueños de nuestro destino y suerte.  Creo en el amor, el amor que cada persona decide aportar a los demás. Creo en los sueños. Porque son los únicos por los que todavía estoy aquí luchando, Creo en la magia. No en la magia de que tiene que ver con varitas y abracadabra sino la magia que guardamos cada uno de nosotros en nuestro interior.

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