sábado, 9 de febrero de 2013

Tomaré de todo menos decisiones.

Ya está, he tomado mi decisión, ya no hay vuelta atrás. Sé que no es la decisión correcta, todo lo contrario, soy consiente de todo el sufrimiento que me va a ocasionar. Sé que estoy escogiendo el camino más difícil. Pero, si algo he aprendido en esta vida es que no se puede luchar contra los sentimientos. Así que aquí estoy de nuevo, tragándome mi orgullo y renunciando a la poca dignidad que me quedaba. Dispuesta a volver a tropezar con la misma piedra. Posiblemente, me arrepienta más tarde pero ¿qué más da? Por una vez, no voy a pensar en las consecuencias.


Me gustaría estar triste. Caer de nuevo en el oscuro agujero negro de la depresión. Me metería en la cama y me escondería del mundo entre mis sabanas. Me sumiría en el mundo de la auto-compasión. Desearía no haber nacido y poco a poco, las lágrimas saldrían de su escondite. Notaría mis mejillas mojadas y eso me haría sentir mejor, porque, siempre lo hace. Lloraría en silencio un rato. Tal vez me daría algún que otro ataque de histeria. Y, luego, a lo mejor, si estoy muy mal, me auto-lesionaría.
Pero, claro, ese sería el camino fácil. El camino que tomaría un cobarde, un débil. El camino que yo tantas veces he tomado. Quedar cautivo de la auto-compasión en lugar de luchar. Luchar por ser feliz. Luchar por quitar las piedras de tu camino. Muy pocos tienen el valor de tomar el camino difícil, el de luchar. Solo espero que de ahora en adelante yo forme parte de esos pocos.

¿Pesimismo?


No soy capaz de decirte que todo va a ir bien y que todo se solucionará. No puedo decirte algo que no creo. Todo el mundo espera que mienta, porque es lo que hacen ellos. Pero, créeme cuando te digo que yo no puedo hacerlo. No soy capaz de crear falsas esperanzas. Un día tu me cuentas tu problema y yo te miento y te digo que se solucionará. Ese día te sentarás bien, porque la semilla de la esperanza te nublará la vista con su dulce aroma. Y esa semilla crecerá, lentamente, sin que tu lo percibas. Pero un día, el hechizo se romperá y verás la realidad tal como es. Sentirás como esa semilla, que ahora es ya un alto y grueso árbol explota en millones de pedazos. Y esos pedazos se te clavarán en el alma, dolorosamente. Porque el que vive de ilusiones, muere de realidades.

Ellos me llaman pesimista, pero no ven el favor que les hago.