
poder hablar, porque crees que es mejor callar y no dejar a todas esas palabras escapar. Te duele saber que no tiene sentido decirle “Por favor no te alejes de mí otra vez más” porque no se puede hacer realidad. Tener el corazón en un puño y la respiración a descompás. Perder la noción del tiempo, cuando con él estás. Sentir esa rabia, porque se te escapa una hora tras otra y no poder hacer absolutamente nada, que lo pueda remediar. Pero…porqué no admitir, que lo que realmente más te duele, es no poder recortar la distancia que hay entre los dos y convertirla en milímetros. Entonces es cuando piensas...Andrea, deja de soñar...
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